MICROCANTAR DEL CID CAMPEADOR



MICROCANTAR DEL CID CAMPEADOR




Escribir un microrrelato histórico .

Siguiendo las fases y pautas propuestas en la página 159 del libro de texto , debéis escribir un microrrelato de manera individual .






PROPUESTA :

" La asociación cultural " Ego Ruderico " http://www.egoruderico.es/ ha convocado un concurso de microrrelatos para el libro colectivo " El Cid Campeador : Microcantar del Mío Cid ". Su propósito es fomentar la figura del Cid . Imaginad que vais a colaborar con algunos microrrelatos sobre este personaje histórico. "







Escribir un MICROCANTAR DEL Mío CID para presentarlo al concurso literario de "Els jocs Florals " de nuestra escuela .
Se debe colgar  en el blog del aula bajo el título :  MICROCANTAR DEL CID CAMPEADOR .




Julián García Aranda:

           MICRORRELATO DEL MÍO CID

Tras una larga pero superior guerra contra los moros, los vencedores soldados comandados por don Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, festejan los éxitos conseguidos sin sufrir apenas víctimas. Se atiborran a vino, prueban sus nuevos caballos, reparten las armas confiscadas y besan todas las riquezas encontradas en aquel campamento morisco. Tras una corta espera, más les valía, reciben alegres los regalos de los moros: más oro, más plata, y una montaña de manjares que no dudan en devorar, habiéndolos probado primero sus enemigos para evitar envenenamientos. Este había sido un gran día para todos los del Cid, que se fueron a la cama en ese campamento felices y con la tripa llena.

Bien entrada la noche, los moros decidieron ejecutar su maléfico plan. Entran todos los que quedaban, unos cuatrocientos cincuenta, rodeando todo el campamento de los soldados del Cid. Los guardias que vigilaban no podían ser capaces de parar a todos los enemigos, así que deciden despertar lo antes posible al Cid y a todos sus soldados para ensañarse en una nueva guerra contra los moros. Aun con números semejantes de soldados, y habiendo ganado anteriormente con inferioridad, lo cierto es que los españoles tienen todas las de perder en este combate. Los moros se les acercan en plena forma y bien despiertos, mientras que ellos apenas han dormido y acusan el cansancio, aparte de tener la barriga llena después de la cena anterior. No se encuentran en el mejor estado físico para ganar una guerra estando acorralados de muy lejos. Aun así, ellos sacan toda su moral y acuden al Cid para poder vencer. In extremis, el Cid crea su plan de guerra para atacarles.

Los moros ya han llegado al campamento, y los del Cid hacen fuerza apilando sus escudos y preparando sus lanzas, creando una perfecta circunferencia, para proteger el campamento y las riquezas que se quedan en el interior. La jugada defensiva les sale bien a los soldados del campeador, que sin perder un solo hombre por el camino ya ha acabado con la vida de más de siete decenas de enemigos. Este inicio inmejorable les hace crecer mucho la moral a los soldados españoles, que acuden a todas las fuerzas que les quedan para vencer esta estrepitosa batalla. Desde dentro de la circunferencia, algunos de los soldados disparan piedras des de una enorme catapulta que mucho les había costado transportar. Apuntaron bien, ya que dieron en el blanco en los seis lanzamientos efectuados, aunque ya quedaron sin munición. En ese momento, la increíble superioridad numérica hizo que los del Cid se creciesen y creasen fuerzas de donde les quedaba para entrar en una batalla campal contra sus enemigos. La fuerza e inteligencia del Cid hizo que únicamente él acabase con la vida de treinta y cinco hombres, y cuando solo les quedaban una cincuentena por matar, el Cid acaba con la vida del general moro para dar la victoria. Los del Cid se encuentran muy alegres del resultado, y de conservar las riquezas que ganaron anteriormente.

En esta batalla, murieron otros quince de los hombres del Cid, francamente pocos para lo que podría haber sido encontraron en su recuento al salir el sol. A las puertas del campamento se amontonaban los cadáveres musulmanes, fue una autentica masacre la que les dio la victoria a los del Cid. Al fin y al cabo, esta guerra le acabó yendo bien al Cid, ya que perdieron pocos hombres y ganaron más botín. Esta vez no consiguieron ni oro ni plata al tratarse de una batalla en su territorio, pero pudieron armar mucho mejor a sus soldados con más armas y más escudos. El Cid recuperó los caballos que le envió al rey Alfonso de Castilla, al quedarse con treinta de los sesenta caballos que consiguieron en esta batalla. Este golpe por la espalda enfureció al Cid que esta vez irá decidido a saquear i masacrar completamente una de las ciudades más importantes de Al-Ándalus que quedan cerca de la frontera entre cristianos y musulmanes, Valencia. Allí llegarán mucho más rápido de lo que habían hecho hasta ahora gracias a todos los caballos incautados, que tiraban a gran velocidad llevados por muchos de los soldados que llegaron allí en pie, que ahora están más alegres y se cansan menos montados en sus nuevos caballos.





Joan Troya Cuadros:


MICRO RELATO DE MIO CID

A Mío Cid, lo desterró el rey por hacerle jurar que él no intervino en la muerte de su hermano. Entonces el Cid perdió su honra i se tuvo que marchar a otro lugar.
El Cid se fue con 300 hombres a su cargo, tenía plena confianza en ellos, se dirigió a conquistar pequeños pueblos para poder ir recuperando su honra. Eran poblados habitados por los moriscos, los cuales caían uno a uno por el Cid y sus 300 hombres a su cargo. Los saqueaba, y les quitaba todo lo que tenían, siempre le iba dando una parte a su rey, aunque lo hubiera desterrado, todo lo repartía entre sus hombres, los cuales la tenía motivados para la siguiente batalla.
SU gran conquista fue la conquista de Valencia, la cual ya no era un simple poblado, sino una gran ciudad, allí entro con sus trescientos hombres, y con su caballo blanco. Los pilló a todos por sorpresa, no pudieron hacer nada y cayeron ante los caballeros, ante el Cid y sus hombres. Los moriscos que quedaron con vida se fueron corriendo de allí sin mirar a atrás, el Cid saqueo toda la ciudad, e hico lo de siempre, repartir la entre sus hombres y el rey. Des de ese momento el Cid se convirtió en un gran caballero, siguió conquistando ciudades a su paso, hasta que al final se revelo contra su rey.

El Cid llego a hasta su rey, con solamente 300 hombres, era de noche, una noche tranquila, muy calmada, todos estaban durmiendo, Los hombres del Cid iban matando a los guardias sin alterar a nadie, finalmente el Cid junto a dos hombres que iban de escoltas entraron hasta la habitación del rey. El Cid lo despertó, estaba muy asustado, pero no lo mato, sino que le hico declarar lealtad hacia el Cid y más tarde lo desterró, des de ese momento el Cid se convirtió en el nuevo monarca de la ciudad, así recuperando también su honra.





Jaime Delgado García:


CUANDO AL CID SE LE FUE LA CABEZA

Estaba el Cid Campeador, cabalgando hacia Valencia, dispuesto a conquistarla, a paso firme con sus acompañantes empezó a saquearla.
A cada dos personas se les asignó un hogar, y el cid ordenó decapitar a todos y cada uno de los moros, cada cabeza debía de depositarse en un saco colocado en lo alto de una colina, para seguidamente enviarlo a su majestad Alfonso.
Así lo hicieron, el cid y sus tropas, posteriormente a la conquista de Valencia, los caballos conseguidos en la batalla fueron los encargados de llevar a rastras un enorme saco con los miembros.
Siete días y seis noches, duró el viaje. Una buena mañana, don Alfonso nota un rancio olor a podrido desde el ventanal de su habitación. Al asomarse divisa un enorme saco en la entrada a palacio. Decide ir a verlo personalmente.
Don Alfonso se encuentra delante saco, este está completamente rojo, de la sangre, evidentemente. En él hay una nota, el rey lee perfectamente en voz alta: “El arte de la guerra consiste en atacar con sorpresa”. Al rey no le dio tiempo a leer todo el texto, la espada de el Cid le atravesaba el pecho.




Alba Rodríguez López:

NO SE ESPERABA LA BATALLA

El Cid consigue conquistar Valencia y el rey le perdona, una vez esta conquistada le se la da al rey para que le acabe de creer ya que él no hizo nada. El rey y el Cid se enfadan ya que no le deja que el Cid haga una votación para poner leyes, entonces tienen una batalla y consistía en que quien ganara se quedaba con la tierra y ponía todas las leyes que quisiera sin que el otro pudiera replicar. Mientras batallan y batallan, acaba ganando el Cid Campeador y propone a todos los habitantes de Valencia hacer una gran comida para celebrarlo y luego ya se pondrán todas las leyes necesarias. 
Mientras batallaban el rey y el Cid Campeador, la hija del Cid se enamoran de los primos de Carrión, pero a ellos no les gusta.



Ainoa Fernandez Serrano:

LA VERDADERA VERDAD DE LA AFRENTA DE CORPES


Después de las bodas de los infantes de Carrión con las hijas de Cid, doña Elvira y doña 

Sol, sabemos pues que nuestro campeador no se fiaba mucho de estos… 
A partir de ese momento, el amor escampaba por cada rincón de Valencia. Un buen día 
los infantes quedaron en ridículo después de una batalla en campo y por el pánico 
también de un león escapado. Deciden entonces vengarse de todas las burlas del pueblo 
y para ello parten de Valencia con sus mujeres hacia el robledal de Corpes, donde sus 
intenciones eran abandonar a sus mujeres después de violarlas. Pero eso hubiera pasado 
si no fuera porque Cid había enseñado a sus hijas a defenderse en secreto. En el 
momento que entraron en el bosque los infantes tenían un aspecto muy arisco y 
prepotente con ellas así que ellas empezaron a defenderse cambiando los papeles y 
dejando a sus esposos atados y desnudos al rededor de un árbol. Finalmente los infantes 
de Carrión acaban encarcelados por intento de violación y las hijas de Cid se casan con los infantes de Navarra y Aragón.





Marina Maqueda Valverde:

LA BATALLA PERDIDA

El castellano Mío Cid, el protector del pueblo se dirigía hacia las tierras de Burgos para conquistarlo, hacía poco tiempo que el gobernador de Burgos junto a su esposa murieron y su única hija Ámbar, heredaría el trono.
Mío Cid se enteró de lo sucedido y quiso ir a conquistarlo, para ello llamo a sus más fieles soldados para combatir, en total fueron nada más que veintisiete soldados. 
Como Ámbar no esperaba que apareciera ningún caballero para conquistar sus tierras, Mío Cid entro al castillo con facilidad, sin ser descubierto, entro en los aposentos de la princesa Ámbar y se dirigía a matarla pero quedó inmóvil al ver el bello rostro de la dama.
Sus soldados le decían que se apresurara porque los guardas empezaban a sospechar, pero él no le podía hacer ningún mínimo de daño a Ámbar y por eso el despertó a la princesa y le advirtió de lo sucedido, le propuso que a cambio de que ella le diera sus tierras él le cedió su protección, Ámbar acepto. Y como en cada batalla vencida Mío Cid le cedía una parte del oro a su rey.

El amor de Cid con Ámbar fue imposible porque ella ya estaba enamorada de un campechano, fue por eso que la princesa renuncio al trono, ya que una reina y un campechano no podían casar, Mío Cid acepto esa derrota y decidió marcharse para emprender su camino hacia otra batalla.





Joel Arroyo Herencia:

AY, QUE MIEDO ME DA EL LEÓN

El Cid se encontraba con sus yernos en Valencia. Mientras este dormía, su león que enjaulado estaba, se escapó. Asustando a toda la corte, algunos huyeron mientras que otros protegían a su señor el Cid Campeador.
Sus yernos aterrados buscaban con ahínco, un lugar donde cobijarse de aquel temible y feroz león. Fernando González bajo un escaño se metió y el otro Diego González atravesando una puerta, detrás de una viga se escondió.
Despertó el Cid Campeador y preguntó ¿qué ha pasado? Una vez sabido todo, al león se enfrentó. Este al verlo la cabeza agachó mirando a la arena, con mucho temor.
El Cid cogiéndolo por el cuello en su jaula lo metió y el león allí se quedó.
El Mío Cid preguntó por los infantes de Carrión, llamándolos a gritos y no responde ni Dios.
Una vez encontrados en sus rostros no tienen ni una gota de color. Cuantas risas, cuantas bromas por toda la corte se vivió a costa de los infantes de Carrión, y su suegro el Mío Cid Campeador todo aquello silenció.





Ainoa Santillana Navarro:


MICROTEXTO



Salí de allí, de mis tierras, estaba listo para irme de allí con todos mis soldados a las espaldas.

Llegué a mi nuevo hogar y decidí dar un paseo para descubrir nuevas cosas interesantes. De pronto, mi caballo y yo caímos por un barranco. Cuando me incorporé, me había transformado en mi rey y estaba en su castillo ¿Cómo había pasado?, ¿Estaba soñando?

Me costó un tiempo darme cuenta que no era un sueño. Sentí todo lo que mi rey sentía, yo era él y él estaba enfadado conmigo, pensaba que era un mal vasallo y descubrí que yo tampoco lo había hecho tan bien ya que sino no me hubiera echado de aquellas tierras hermosas. Pasé todo un día convertido en rey y me di cuenta que sus pensamientos no eran tan malignos como yo pensaba, sino que solo estaba defraudado, y sí, yo también lo estaría. 

Al llegar la noche volví a mi forma real y me encontré con todos mis soldados asustados, pues no sabían que me había pasado. Me fui de allí sin dar ninguna explicación y al día siguiente estaba en aquel castillo en el que había estado unas horas antes. Pedí por favor hablar con el rey, era urgente. Le conté lo arrepentido que estaba y el decidió perdonarme ya que él también se pasó al echarme. Todo volvió a ser como antes.





Sergi Arrabal Gámez:


MICROCANTAR DEL CID CAMPEADOR

Había una vez un hombre que se llamaba el Cid Campeador que iba por un bosque oscuro y se encontró a un caballero como él. Entonces el caballero paro a su caballo para hablar con el Cid, el Cid se presenta y dice que él se llama Cid el Campeador y el caballero dice que se llama San Jordi.
A continuación se ponen los dos caballeros a hablar de lo que le gusta y de repente en ese bosque se escucha como gritos de las personas.
Entonces de repente se escuchan a las personas diciendo que hay un dragón y los caballeros lo ben y empiezan hacer como una batalla de los dos caballeros contra el dragón, finalmente pasan como tres horas y siguen batallando y de repente el Cid saca como una pistola gigante y le tira un gran bala de grandes dimensiones y mata al dragón. Pero en acabar de matarlo se escucha como una batalla entre unos grupos y otros y ellos van y se acercan a ver lo que pasa y en ese camino se empiezan a insultar.

Cuando llegan allí el Cid se va con un grupo el San Jordi se va con el otro que va en contra, finalmente por mala suerte se murió San Jordi tras recibir un disparo de una bala. 





Fran Gracia Córdoba:


MICRORELATO MIO CID

Todo sucedió una tarde de verano cuando Rodrigo Díaz de Vivar, fue llamado por el rey Felipe, para reunirse por asuntos reales, nuestro amigo Rodrigo o como la gente del pueblo le llamaba el Cid, fue a ese encuentro.
Una vez en el castillo el rey le informo de la guerra de Valencia y le mando ir como el nuevo capitán del ejército, Felipe le dijo que se despidiera de sus hijas y su mujer que no las iba a ver más.
Rodrigo llego a Valencia, pero lo único que podía observar eran los cuerpos de los españoles muertos por las calles, Cid decidió ir a por el general de los Moriscos para matarlo por todo el daño que había causado, al encontrarlo le reto a un juicio de dios el cual el general acepto.

Durante horas y horas de dura batalla Rodrigo acabo con el general, y decidió llevarse la cabeza como trofeo para el rey que no creía en él, Felipe.





Natalia Soto Martínez:


MIO CID EN EL SIGLO XXI

Alcé mi espada y acabé una lograda victoria, teniendo ante mi Valencia, pero por muy poco tiempo ya que aún soy un buen vasallo y mandaré todas mis victorias aquel que me mandó fuera a mí.
Marche sin más, sin mirar atrás, a lomos de mi caballo cuando de repente caí para atrás. Mi cuerpo tendido sofocando miles de gritos, ¿Qué pasaba? Mi vista se nublaba y todo lo de mí alrededor se desplomaba.
De repente desperté, en un mundo donde todo era desconocido la gente se insultaba, los gritos gobernaban y todos estaban pendientes de máquinas raras. ¿Dónde estaba? Ese lugar no me gustaba.
Avancé hacia unos muchachos muy mal hablados, todo eran reproches ¿Qué estaba pasando? Esos dos jovenzuelos ningún respeto se daban, insultos y más insultos solo escuchaba. Cuando descubrí que en el futuro me encontraba, me quede sin palabras, todo había sido en vano, yo que había transmitido la lealtad i honor en mano estos dos muchachos me demostraban todo lo contrario, solo hacían que hablar para hacer daño y eso es muy malo.




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